A algunos, este número, el 256, les parece arbitrario y misterioso, pero surge tantas veces en el ordenador y en el color que es mejor hacer las paces con él. Lo que queremos es poder representar suficientes niveles de tono para que el paso de un nivel de tono al siguiente no sea visible a los ojos del ordenador. Resulta que la cantidad de niveles tonales necesario para producir el efecto de un degradado uniforme es de aproximadamente 200 para la mayoría de personas. Entonces ¿por qué utilizar 256? Principalmente por dos razones: por espacio, ya que es importante tener algunos niveles adicionales de tono para evitar perder datos en cada fase de la producción (digitalización, edición...); y por bits, siete bits nos permitirían codificar sólo 128 niveles de tono (27), ocho bits proporcionan 256 niveles, lo que nos da justo lo necesario, más un poco de espacio adicional.
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domingo, 16 de mayo de 2010
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